¿Que es la Fascia?
La fascia, un tejido conectivo, es el material del cuerpo que envuelve los músculos, huesos y articulaciones protegiendo y manteniendo la estructura del cuerpo unido, dándole la forma que tenemos. La fascia organiza y separa: proporciona protección y autonomía a cada músculo y vísceras. Igualmente junta y adhiere estas separadas entidades y establece relaciones espaciales. Químicamente es el colágeno en la fascia el que permite su cambio.
El colágeno, un coloide capaz de cambiar del estado fluido al sólido y del sólido al fluido en respuesta a las fuerzas que actúan sobre él. Con tensiones crónicas el colágeno tiende a reducirse, acortarse y endurecerse. No regresará a su previo estado líquido sin intervención externa.
Aparte de su función envolvente, la fascia provee un deslizable y resbaladizo entorno a los músculos, la suspensión de los órganos en su lugar propio, la transmisión del movimiento desde los músculos a los huesos a los cuales están adheridos, proporciona una envoltura de apoyo y movimiento a los nervios y vasos sanguíneos durante su paso dentro y entre los músculos y, finalmente, cubre los órganos internos sosteniendo la red de los vasos sanguíneos y linfáticos que los mantiene nutridos.
Hasta las células tienen un tipo de citoesqueleto conectado a la red fascial, que es lo que le da a las células su forma y les permite funcionar. La fascia, en su forma rígida, es la sustancia de la que están formados los tendones y los ligamentos, dando de esta manera la continuidad mecánica al aparato locomotor. La fascia también es el material que forma las adherencias y el tejido de cicatrización.
¿Sabías Qué?
La cicatrización es el proceso por el cual, el cuerpo humano se recupera de alguna agresión externa reemplazando la piel perdida o dañada. Se producen una serie de respuestas fisiológicas, pero la que más nos interesa, es la correcta alineación de las fibras de colágeno, si estas fibras, no se colocan siguiendo la línea de tensión, se producen adherencias, tejido fibroso en la cicatriz.
El hecho de tener fibrosis implica dolor, distintas tonalidades de color, problemas de elasticidad y/ o sensibilidad de la zona, acarreándonos problemas a distancia por tensiones fasciales.
El objetivo del trabajo fisioterapéutico es buscar la hiperemia, es decir, un aumento en la vascularización de la zona y mejorar su elasticidad, con el fin de evitar otro tipo de problemas a distancia, lo que vulgarmente, diríamos ‘despegar’ la cicatriz.
Las cicatrices que más pueden dar problemas por su tamaño y localización, son las causadas por operaciones de cesáreas, prótesis, apendicitis o por mastectomías. El pronóstico, tras el tratamiento mediante terapia miofascial es bueno, consiguiendo un tejido de calidad y libre de restricciones fasciales.
La fascia, un tejido conectivo, es el material del cuerpo que envuelve los músculos, huesos y articulaciones protegiendo y manteniendo la estructura del cuerpo unido, dándole la forma que tenemos. La fascia organiza y separa: proporciona protección y autonomía a cada músculo y vísceras. Igualmente junta y adhiere estas separadas entidades y establece relaciones espaciales. Químicamente es el colágeno en la fascia el que permite su cambio.
El colágeno, un coloide capaz de cambiar del estado fluido al sólido y del sólido al fluido en respuesta a las fuerzas que actúan sobre él. Con tensiones crónicas el colágeno tiende a reducirse, acortarse y endurecerse. No regresará a su previo estado líquido sin intervención externa.
Aparte de su función envolvente, la fascia provee un deslizable y resbaladizo entorno a los músculos, la suspensión de los órganos en su lugar propio, la transmisión del movimiento desde los músculos a los huesos a los cuales están adheridos, proporciona una envoltura de apoyo y movimiento a los nervios y vasos sanguíneos durante su paso dentro y entre los músculos y, finalmente, cubre los órganos internos sosteniendo la red de los vasos sanguíneos y linfáticos que los mantiene nutridos.
Hasta las células tienen un tipo de citoesqueleto conectado a la red fascial, que es lo que le da a las células su forma y les permite funcionar. La fascia, en su forma rígida, es la sustancia de la que están formados los tendones y los ligamentos, dando de esta manera la continuidad mecánica al aparato locomotor. La fascia también es el material que forma las adherencias y el tejido de cicatrización.
¿Sabías Qué?
La cicatrización es el proceso por el cual, el cuerpo humano se recupera de alguna agresión externa reemplazando la piel perdida o dañada. Se producen una serie de respuestas fisiológicas, pero la que más nos interesa, es la correcta alineación de las fibras de colágeno, si estas fibras, no se colocan siguiendo la línea de tensión, se producen adherencias, tejido fibroso en la cicatriz.
El hecho de tener fibrosis implica dolor, distintas tonalidades de color, problemas de elasticidad y/ o sensibilidad de la zona, acarreándonos problemas a distancia por tensiones fasciales.
El objetivo del trabajo fisioterapéutico es buscar la hiperemia, es decir, un aumento en la vascularización de la zona y mejorar su elasticidad, con el fin de evitar otro tipo de problemas a distancia, lo que vulgarmente, diríamos ‘despegar’ la cicatriz.
Las cicatrices que más pueden dar problemas por su tamaño y localización, son las causadas por operaciones de cesáreas, prótesis, apendicitis o por mastectomías. El pronóstico, tras el tratamiento mediante terapia miofascial es bueno, consiguiendo un tejido de calidad y libre de restricciones fasciales.
Resumiendo:
El sistema fascial del organismo forma una ininterrumpida red, que de diferentes modos, controla todos los componentes de nuestro cuerpo. Esta interconectada e ininterrumpida naturaleza de la fascia consiste en que todo en el cuerpo está conectado con el resto y cuando una parte de la fascia queda lesionada puede afectar tejidos que están muy alejados del original sitio de la herida. La presencia de restricciones del sistema fascial y de su estructura interna crea ¨incomodidades¨ que interfieren en el desenvolvimiento funcional apropiado de todos los sistemas corporales.
El sistema fascial puede encontrarse en una excesiva tensión o puede estar demasiado distendido; en ambas situaciones, la función corporal queda afectada. Un pequeño cambio en el sistema miofascial causa gran estrés en cualquier parte del cuerpo. No es posible mantener un cuerpo saludable sin que exista un sistema fascial saludable. Este sistema debiera encontrarse en un equilibrio funcional para asegurarle al cuerpo el desenvolvimiento óptimo en sus tareas.
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